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La idea del príncipe en el teatro de Pedro Calderón de la Barca

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Academic year: 2022

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Universidad Jaguelónica de Cracovia

LA IDEA DEL PRÍNCIPE EN EL TEATRO DE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

En el Barroco español la idea del soberano y del valido está presente en casi todas las obras literarias de variosgéneros. La discusiónacerca deestospersonajesno se limita a lasobras teórico-políticascomo la Política de Dios y gobierno de Cristo, de Francisco de Quevedo,Idea de un príncipe político cristiano encienempresas de Diego de Saa- vedra Fajardoo El Político don Fernando el Católico de Baltasar Gracián, encontra­

mos también estos dos personajes en muchas obras de los dramaturgos del Siglo de Oro. En cuanto alafiguradel soberano ya seha comentado ampliamente su presencia en losescritos dedicha época. Sin embargo, parece interesante hacer algunas observa­

ciones más sobre el papel del privado y los hijos del rey - protagonista en algunas obras deCalderónde la Barca.

Los tratados dedicados al príncipe, para prepararley ayudar en el gobierno en los que el privado, un personaje inseparable, está siempre presente y se hace advertencias cómo tiene que ayudar envez de sustituiral señor, ocupaban un lugarnotable en la li­ teratura desde tiempos inmemorables y siempre estaban sometidos a la filosofía y se relacionabancon la situación del momento. A veces, se dedicaba tratadosespaciales a los privados con espíritu tendencioso como El doctrinal de privados del Marqués de Santillana, enemigo de Don Alvaro de Luna a la caída del que contribuyó o más bien circunstanciales como el Despertadorde privados de Fray Antonio deGuevara. Mien­

tras que los hijos, herederoso no de la corona, no merecían tratados aparte, ya que se los educaba conformecon los tratadosdedicadosa los príncipes.

El siglo XVII es una época del catolicismo contrarreformista , el arte trata temas religiosos. Basta citar losretratosde lossantospintados por losmás grandes artistasde la época, el teatro religioso,tanto las comediasde santos como los autos sacramentales.

Los moralistastratan deformar al hombre conformecon las ¡deas de la época como el PadreJ.E. Nieremberg en sus epístolaso Baltasar Graciánen El Héroe y El Discreto, ambos jesuítas. Los filósofos y los escritores propagan cierta idea del príncipe confor­ me con la ideologíareinante en España, distintadela que domina en otrospaíseseuro­ peoscomo Inglaterra o Francia.

El problema de la participación del privadoen el gobierno se hacía imprescindible, aun en las monarquías absolutas, por el crecimiento de la burocracia y el aumento de las responsabilidades querecaían en elsoberano.Felipe II fue la encarnación de un bu­ rócrata y lo hacía todo él mismo, pero sus sucesores notuvieron las mismas capacida-

Véase: E. Orozco Díaz, Manierismo y Barroco, 3J ed., Cátedra, Madrid, 1981.

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des e interés en el gobiernoydejaban un margen muy ancho a laactuación de sus vali­ dos;el Duque de Lermay el Conde-Duque Olivares respectivamente. El puesto de los validos es el precedente del cargo de primerministro en todos los regímenes actuales.

Con el desarrollo de lasrelaciones internacionales se estableció el cargode embajador y este hecho invitó a los escritores aformar un perfecto embajador. La obra española que traza el modelo del embajador es el tratado de Juan de Vera y ZúñigaEl embaja­

dor dedicada a Felipe III, publicadaen Sevilla por Francisco Lyra en 1620. No fue el primer tratado en Europa dedicado al adoctrinamiento del embajador pero por su ac­ tualidad, con ejemplos sacadosde la vida política del momento, fue conocido en Euro­

pa. Calderón varias veces introdujo en sus obras dramáticas a los príncipes polacos, pues vale mencionar aquí que Zúñiga conocía laobra de un escritor polaco Krzysztof Warszewicki. Este fue un noble polaco, que desempeñaba importantes cargos en las cortes de los sucesivos reyes de Polonia, presenció entre otros el casamiento de Felipe II con María Estuardo, después cayó en desgracia bajo Segismundo II por haber apo­

yado la causa de los Habsburgo en las elecciones. Expulsado de la corte se dedicó a escribir obras basadas en sus experiencias. Entre otras DeLegato etLegationes líber impresaen Cracoviaen 1595. Zúñigacitavarios ejemplos sacados del tratado del autor polaco .

Para abordarel tema del príncipe en relación consu privado o vasallo leal, a veces, el propio hijoen la obrade Calderón hayque contemplar la obradel dramaturgo refi­ riéndose a la abundante literatura política y moral que florece por lasmismasfechas, al pensamiento español de la épocay la situación de lamonarquía. En cuanto a la época moderna el primer tratado dedicado al príncipe fue la obra de Nicolás Maquiavelo II Principe, conocido en toda la Europarenacentista. La obra despertó desdeel principio una ferviente discusión entre los escritores políticos europeos. No hayque olvidar que el modelo de Maquiavelo fue el rey de España, Femando el Católicoy César Borja, también español. Pues el tratado interesaba vivamente a los españoles. Casi todos los tratadistas españoles fueron antimaquiavelistas. No podían aceptar la concepción del italiano para quien todos los medios fueron buenos con tal que sirvieran eficazmente para alcanzar los propósitos políticos. J. L. Abellánresume ladiferencia entre laóptica de Maquiavelo y los políticos españoles diciendo que; para Maquiavelo “la razón de Estado”, queB. Gracián llamó condesprecio“razónde establo”, fue laen que la moral quedaba subordinada a la política mientras quepara los españoles eraal revés“la razón de Estado” suponía que la política quedaba siempre subordinada a la ética y moral cristianas .

Sin entrar en los detallesde ladiscusión que florecíaenEspañaen la época que nos interesa en este momento, basta citar a los tres más famosos pensadores y escritores antimaquiavelistas citados arriba. Todos susescritos están en la línea trazada por Pedro de Ribadeneyra en su Tratado de la religión y virtudes que debetenerelPríncipe cris­ tianopara gobernar yconservar sus estados contra lo que Nicolás Maquiaveloy los políticosdeesos tiempoenseñan publicado enMadriden 1595. El jesuíta español con-

S.E. Nahlik, “Quelques parallèles historiques polono-espagnoles” en Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria, vol. 13, Madrid, 1971-72, págs. 39-53.

Véase: J. L. Abellán, Historia del pensamiento español, de Séneca a nuestros días, Espasa, Ma­

drid 1996, págs. 231 y ss.

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sidera que “la razón de Estado” de Maquiavelo es hacer del Estado religión mientras que laverdaderarazón de Estado es cuando la religión hace Estado .

El problemade la razón de Estado estárelacionadocon la realeza, su origen y su limitación. Otrojesuita español, el padre Juan de Mariana, autor de la Historia de Es­ paña, fuente para muchos dramaturgos españoles del Siglo de Oro que basaban sus obras dramáticas en la historia patria, publicó el tratado De regeet regis instituciones (Toledo 1599). La obra despertó un verdadero escándalopor la afirmación que el regi­

cidio es lícito en determinadascircunstancias,asaber, cuando el rey se vuelve tirano.

La obrafue condenada y quemada en Francia después de dos regicidios -de Enrique III en 1589 y Enrique IV en 1610. El problemade tiranos aparece en las obras de los escritores españoles. Francisco Suárez publica en 1612 el tratadoDe legibus ac Deo legislatore enel que dice que Dios otorga el poder civil a lacomunidad y ésta delegao transmiteel poderaunao unas personas pero por transmitir el poder el pueblo no pue­

de renunciar a susderechos naturales porlo que el rey no puede atentar contra ellos. Si lohace, la autoridad comúndel pueblo puede deponerle,incluso darle muerte. Sin em­ bargo, no puede hacerlo ningún particular, sólo el pueblo para ejercer unadefensa le­ gítima .

A la luz detodo lo dicho sobre las ¡deas acerca del rey, su poder, etc. no es de ex­ trañar que en el Siglo de Oro en el teatro, medio de divulgación de ciertos principios tanto morales como políticos, la figura del rey aparece frecuentemente en las tablas.

Richard A. Young estudióeste fenómeno en el teatro de Lope de Vega . Vale la pena presentarle en el teatrodeCalderón. Eldramaturgo se educó en el Colegio Imperial de losjesuítas enMadrid y la influencia del pensamiento que caracterizaba lacompañía se nota en su teatro. Calderón mantuvo siempre estrechas relacionescon losjesuítas. En sus obras dramáticas la moral se basa en la responsabilidad y en la culpabilidad del hombre,concretamente “en el divorcioentre la imaginación y la realidad” en palabras de A. Parker . Loquedistingue las comedias de Calderón es laresponsabilidad moral de los personajes. El honor, tema importante en susobras, es una cualidad intrínseca del hombre . En suteatrohaynumerosos reyes tanto españoles comodeotrospaíses, a veces, bastanteexóticos y los acontecimientos alejados en el tiempo, aparecen en los lancesdeamor acompañados muchas veces por sus validos. Sin embargo, no vamosa estudiar obras harto conocidas como Lavida es sueño sino examinar algunos casos en las obras menos conocidas y menos comentadas. Sobre todo las en que aparecen las relaciones entre el soberanoy sus próximos a saber el valido, los hijos y los nobles. Es interesante mencionarque el dramaturgo presenta muchas veces a los hijos en oposi­

ción a los reyes sus padres. Este fenómeno lo comenta A. Regalado como uno de ios rasgos autobiográficos del autor introducidos en la obra . La base textual de estos co-

4 lbidem, p. 232.

5 lbidem, págs. 236-237.

R.A. Young, La figura del Rey y la institución Rea! en la comedia lopesca, eds. José Porrúa Turmazas S.A., Madrid, 1979.

Cit. según F. Rico, Historia y crítica de la literatura española, III, Barcelona, 1983, pág. 747.

Véase: Jones C.A.; “Honor in <E1 Alcalde de Zalamea>”, en Modern Language Review, L (1955) págs. 444-449.

A. Regalado, Calderón. Los orígenes de la modernidad en la España del Siglo de Oro, t. I, Eds.

Destino, Barcelona, 1996, págs. 236 y ss.

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mentados es la edición de las obras de Calderónen los tomos XX1-XXIV de BAE de 1926.

En las obras dramáticas de Calderón los reyesysoberanosaparecen en varias situa­ cionesrespecto a sushijos, privadosyvasallos. Los reyesrepresentan diversos tiposde poder-opresivo, tiránico, justo oinjusto, confiados o celosos y varios más. Por loge­ neral, los reyes enamorados se enfrentancon unrivalde su entorno. A veces, el amor y la lealtad de los vasallos son incompatibles. Otras veces losprivados u otrospersonajes intentan aprovechar la pasión del reyparasatisfacer sus propios intereses. M. F. Déo- dat-Kessedjianestudialas relaciones entre el señor y su vasallo através del silencio de éste . Las obras cuyos personajes principales son los reyes se puedendividir en dos grupos desde elpunto de vista de la presentación de ellos. El primer grupo representaa los reyes españoles de variasépocas, el segundoa los reyes deotrospaíses. Entre ellos hay reyescoetáneos, conocidos en Europa y reyes sacados de la historia, como la Gran Cenobia de Palmira, o soberanos míticos. Los haytambién de pequeños territorios ita­

lianos como Milano, Venecia o Palermo. Por lo general, están acompañados por sus privados y toman parte en diferentes lances de amor. Con la excepción del príncipe polaco en El sitio de Bredádonde el príncipe polaco Ladislao, el futuro rey Ladislao IV, visita Breda y se interesa por las fortificaciones de la plazay por la estrategia del ejército español capitaneado porAmbrosio de Espinóla. El príncipe polaco essólo un personajeepisódico, pero es significativo que el jovense interesaba por el arte bélico.

Sabemos que Felipe IV dejaba los asuntos políticosentre las manos del Conde-Duque de Olivares, aun ala horade la guerra civil enCataluña le costómuchomoversedesde Madrid para acudir a los campos de batalla. Las anécdotaso temas de todas las obras de Calderónsirven comoilustración oejemplo de los principios universales que rigen las relaciones presentadas en circunstancias socipolíticas concretas entre los hombres siempre sometidos a lamoralcristianay conformecon ella. El hombretiene que asumir la responsabilidad de sus actos y dispone del libre albedrío. En definitiva las obras de Calderón muestran el orden divinodel universo en relación dialéctica con las disonan­ cias que en ese orden introduce el hombre dotado de la razón y voluntad libre . El hombre está responsable de sus actos delante de Dios y los hombres. La responsabili­ dad esmucho más grande siel personajerepresenta el poder y la fuerza.

Una de las obras dramáticas de Calderón evoca un personaje que despertaba gran interés de toda la Europa de entonces, la reina Cristina de Suecia. Está presentada co­ mo unareina con rasgos masculinos, quesabe tomar el mando del ejércitoy defender su patria contra los enemigos. Sin embargo, la obratermina en el momento en que la reina se somete al amor.

Vamos apasar a las obras escogidas para el análisis para presentar los personajes del rey y de sus privado y/osus rivales, paraterminar con las reinas que encaman las mismas características de la realeza. Calderón,dramaturgo de la corte, sitúa la acción en el palacio y sus alrededores ypor eso mismo el tema de la lealtad y la fidelidad de­ bidas a los reyes adquieren especial importancia . El destinatario de las comedias que

Déodat-Kessedjian M. F., El silencio en el teatro de Calderón de la Barca, Iberoamericana, Madrid, 1999.

Rico. F., op. cit., pág. 748.

~ Ibidem.

lbidem. pag. 750.

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es la corte condicionael desenlace,según M. F. Déodat-Kessedjian, “La renuncia del poderoso a favor del que le sirve parece ser el desenlace normal de las comedias de palacio” . Muchos de los personajes realesestán comprometidos en loscasosde amor ocomoenamorados o como los querepresentan la justicia si huboabusos de parte de los súbditos. El temadel honordel vasalloestambién unode lostemasde gran impor­

tancia. Todos los personajes están relacionados con la ideología dominante sobre el papel del rey ysus deberes como hombre y como soberano quien gobierna por el man­ dato de Diosopor transmisión del poder porelpueblo. Veremos que los reyes extran­ jeros, aun paganos, estánsometidos a las mismas normas que losreyes de la Península,

porque el propósito del dramaturgo es dar un ejemplo.

Lacomedia Amor, honor y poder iniciaen 1623 la labor dramática deCalderón. Se considera que en la primera fase sus comedias fueron las de enredo. La primera perte­

nece a estetipo de teatro. Uno de los principalesprotagonistas es el rey de Inglaterra, Eduardo III. El rey se enamora de Estela, la hija de uno de sus vasallos. Cuando el rey entra embozado en el aposento de la joven, ella sabe defender su honorpor sí sola:

...Deten

El paso, y mira que ofendes El vasallo más fiel El honor más invencible Y la más constante fe.

No se atreva poderoso;

Que si en un vasallo fiel No hay contra el poder espada Hay honor contra el poder.

...al más leal vasallo ofendes, que tuvo rey.

Elrey: ¿De qué sirve el ser rey.

Si hay contra la fuerza industria,

Y hay honor contra el poder? (Jom. 1, págs. 372-3)

Aquí no es el rey quien defiende el honor del vasallo sino que intentamanchar el honordel súbditomás leal.La piezapresentaaun consejero malo,Ludovico, quien fa­ voreceal gusto del soberano, le ayuda enconseguir aEstela, aunque en los apartes ex­ presa conlucidez su opiniónsobre el caso pero actúaencontrade lamoral establecida.

En esta obra es la mujer quien tiene el valor de defenderse contra el abuso del poder del rey, aunque por lo general se considera que las mujeres de Calderón son bastante pasivas y débiles. Gracias a la determinación de la mujer en la defensa del honor y a pesardel apoyo del valido malintencionado la obra termina felizmente, el rey se casa con Estelacuyo valor lahace digna de ser reina. Havencido la moral y el rey renuncia ala tentación de valerse injustamentede suautoridad.

Otraobra que nos interesa es Gustos ydisgustos son nomás queimaginación, cuyo protagonista es el rey de Aragón Don Pedro y su esposadoñaMaría, el escenario es

14Déodat-Kessedjian M.F., op. cit., nota 22, pág. 123.

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Zaragoza y susalrededores. El rey está caracterizado en la segunda escena de la come­ dia como cruel.DoñaViolante dice:

La condición del Rey Es terrible: todos cuentan Crueldades suyas: parece

Que el nombre de Pedro lleve ®’Ó/

Estas desdichas tras sí,

Pues tres Pedros...(Jorn. I, ese. II, pág. 1)

Aquí Doña Violante relaciona el nombre del rey de Aragón con dos otros reyes de la Península, que merecieron los sobrenombres de crueles - a Pedro de Castilla, pre­

sentadocomo cruel porla Crónica de Pero López de Ayala ytambién uno de los pro­ tagonistas de laobra de Calderón El médicode su honra. OtroreyPedro de Portugal, mereció la fama por la crueldad conque castigó a los nobles que habían matadoa su amante Doña Inés de Castro. Pedro, rey de Aragón, alejó a su mujer Doña María a quien despreciapor ser hija de su vasallo, el conde deMontpellier. Sin embargo, la rei­

na, enamorada de suesposo,sueñacon tener un hijo que le devolvería el amordel es­ poso. La reina le dicecon dignidad que:

Vasallo mi padre fue:

Pero de tanta nobleza, De tanto honor, tanta fama.

Tanto lustre, tantas fuerzas, Que si hubiera otro en el mundo Mejor que vos, cosa es cierta Que con vos no me casara

Mi padre (que en esta guerra Arbitro neutral, podría Dar la victoria a cualquiera), Que vos casaseis conmigo,

Y que entonces su prudencia Aseguraría las paces (Jom. I, pág. 2)

Se trata de la guerra entre Aragón y Navarra en la que fue árbitro el conde de Montpellier y casó a su hija en las aras de la paz. Pedro seenamoró de la hija de un noble, DoñaViolante a quien vio por casualidad. Sobornando a la criada entró en su aposento yantela reacción dela joven contestó:

...yo no

Volveré atrás, porque yo Soy a un tiempo rey y amante.

Doña Violantereplica:

Vuestro amor, señor, no intente Con ciega resolución

Profanar de mi opinión

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La deidad que vive en mi, Pues sabe que no le di Ni aun la más leve ocasión.

Atienda de mi nobleza Al heredado respeto;

Que soy quien soy en efeto A los pies de vuestra Alteza

Estoy... ( Jorn. I, ese. XIV, págs. 5-6.)

El rey olvida sus deberes respecto al conde de Montpellier y su esposa legítima, considera quetiene derechode entraren lacasade la mujer que amaporserrey. Dice:

...el querery el reinar / Noha de partirse (Jorn. III, ese. II). En sus intenciones le ayu­

da suprivado aunque sabe que otronoble, Don Vicente, estáenamoradode Violantey ellale favorece. Don Vicente seda cuenta de las intenciones del rey, quiendespués de darle licencia de casarse con Violante le mandalejos bajo el pretexto de capitanearel ejército. Don Vicente es un vasallo leal y aldarse cuenta que el rey está hablando a la reja con Violante dice:

Si el más acertado estoque Es de cera contra un rey.

Y la mayor valentía Volverle la espalda es.

Retirarme quiero ahora.

Al volver de su expedición bélica, seguro que Violante le ha traicionado dice:

Violante y el Rey me agravian;

Y pues no puedo tomar Más que la media venganza,

Muera Violante, el Rey viva. (Jorn. III, ese. XV, p. 20)

Laobra terminaconla renuncia del rey a suspretensiones amorosasy Don Vicente recobra la convicción de que su honra no ha sido manchada. Otra vez la moral vence las malasinclinaciones del monarca.

Vemos en estaobra que el rey está enamorado como hombre e intenta conseguirsus propósitos sin mirar la honray los méritosdel padre de la joven y su pretendiente, va­ liéndose de su poder. Le ayudaen esto su privado quien mira sólo los intereses huma­ nos y no hace casode los deberes y obligaciones que emanan de larealeza. Al final el rey recobrael equilibrio y renuncia para no postergar la dignidad real.

EnLacismade Inglaterra Calderónsevale deun tema histórico,todavía actual pa­ ra laEspaña contrarreformista, cisma de Inglaterra porel gusto del rey quiense enamo­

ra de Ana Boleyn y repudia a su legítima esposa Catalina de Aragón. En la obra en­ contramos tres personajes interesantes; el mismo rey, suconsejero el cardenal Wosley yAna. El cardenal apoya a Ana para conseguir con su ayuda mayor influencia y más bienes.Ana es una mujer ambiciosa,desprecia su antiguoamante para satisfacer sude­ seo de mandar. Carlos, embajador de Francia, enamorado de Ana de dice: el Rey/no es disculpa, que no rinde / Elpoder la voluntad,/porque está siempre libre (Jorn. II, ese. XV, p. 229). Ana es ingrata frente al cardenal. Una vezinfluyenteseolvidade sus

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obligaciones respecto a el y ésterecibe el merecido castigoporhaber actuado en su pro en contra de las razones superiores. Es una obraque ilustra los peligros si el rey está sinvoluntad fuertey en su entorno se hallan personas ambiciosasaquienes no importa el interés del rey sino el suyo.

En La niña de Gómez Arias laacción está ubicada en Andalucía y encontramos en ella ecos de las rebeldíasde los moriscos.Aquí aparece la reina Doña Isabel como ins­

trumentode justicia. Es unacomedia deenredoen la que el protagonista es un hombre malvado quien engaña a la mujer. No le basta quitarle el honor sino que se atreve a abandonarla dormida ysola en lamontaña ycuando lalleva lasegundavezpor haberla confundido con otramujer al darse cuenta del error la vende a un morisco rebeldeque vive en la montaña. El criado (gracioso)Ginés le amonesta dos veces cuando Gómez cometeestosactos viles, la segunda vez lo pagaconser vendido como esclavo él tam­ bién. Cuando el ejército de la reina vence a los rebeldes y liberaaDorotea en seguida está presoGómez Arias y lareina le condena a muerte. Dorotea, enamoradaa pesardel tratoque le reservó Gómez, le perdonay pide el perdón de la reina. La reina que en­ cama la justicia dice:

En cualquier delito et Rey Es todo. Si parte has sido Tú, y le perdonas, yo no, Porque no quede a los siglos La puerta abierta al perdón

De semejantes delitos. (Jorn. 111, ese. XVIII, p. 43)

Según J. L. Alborg laobra pertenece alaépocacostumbrista-realista de Calderón15.

Noescapa al atento lector la semejanzaentre el desenlace de esta obra y ElAlcalde de Zalamea que pertenecea la misma época segúnel mencionado estudioso. El rey Felipe II en El Alcalde de Zalamea desempeña el mismo papel queDoña Isabel. Lareina apa­ rece como“deus ex machina” para restablecer de modo implacable el orden moral en la sociedad. El rey esel espejoen el quese miran los demás, su ejemplo esuna guía para sus coetáneos y los quevendrán.

15 Alborg J.L., Historia de la literatura española, t. 11, Gredos, Madrid, 1974, p. 699.

En La Gran Cenobiaaparecen dos personasreales, Cenobia yAureliano. La acción transcurre en Palmiray Roma. Aureliano,vencedor de Cenobia, se vuelve tirano, y le espera la justicia que consiste en quitarle el poder. En la obra encontramos varias constataciones respecto a las obligaciones delos reyes en cuanto a sussúbditos.

Astrea dice:

Basta, invicto emperador La furia, perdona ya;

Que más fama te dará

La clemencia que el rigor. (Jorn. II, ese. IX, p. 194)

Cuando los soldados piden la recompensa por susservicios que llevarona la victo­ riaa Aureliano estedice:

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¡Qué cansados pretendientes1.

¿Qué más premio han de tener Los soldados? ¿el servirme No basta para interés?

...¿qué importa a un rey Que haya pobres en su imperio?

Sufran y padezcan pues;

Que pues el cielo los hizo Pobres, él sabe por qué

¿Puedo yo enmendar al cielo?

Cenobia es muchomásnoble ynopiensasólo en su propio interéssino como reina se preocupapor sureino y dice:

La libertad te pido De mi patria, si alcanza Piedad tanta venganza:

T pues yo sola he sido La que se opuso a Roma, Solo en mi vida

La venganza toma (Jorn. II, ese. XIX, p. 198)

Son dos actitudes opuestas desde el punto de vista moral. Esta obra ilustra clara­ mente que Calderón comparte la concepción de los tratadistas que consideran que si el rey se convierte en tirano tiene que serdestituido a pesar de suvictoriaen las guerras.

El reytiene que ser amparodetodoslos pobresdel reino y tanto más si contribuyeron a sus éxitos políticos (lossoldados eneste caso). La victoria moral es de parte deCeno­ biaquien, aunque vencida, se preocupapor sureino y nopor supropia suerte.

Encontramos también réplicas interesantes en la obra Saber del maly delbien. La acción ocurre en la corte real yel gran protagonista es el privado. El rey alejaarbitra­

riamentea uno para sustituirle porotro. Es tambiénuna obra que ilustralamudanza de lafortuna.

Que es soberana justicia El Rey: y aunque yerre, vos No lo habéis de remediar:

Porque nadie ha de juzgar

A los reyes, sino Dios (Jorn. I, p. 22) El Rey:

...quien la ley establece, Puede derogar la ley.

No es posible que un rey Viva, sin tener un polo

Con quien partir el poder, (p. 31)

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¡Qué cansados pretendientes!

¿Qué más premio han de tener Los soldados? ¿el servirme No basta para interés?

...¿qué importa a un rey Que haya pobres en su imperio?

Sufran y padezcan pues:

Que pues el cielo los hizo Pobres, él sabe por qué

¿Puedo yo enmendar al cielo?

Cenobia es mucho más noble y no piensasólo en su propio interés sino como reina se preocupapor su reino y dice:

La libertad te pido De mi patria, si alcanza Piedad tanta venganza:

Y pues yo sola he sido La que se opuso a Roma, Solo en mi vida

La venganza toma (Jorn. II, ese. XIX, p. 198)

Son dos actitudes opuestas desde el punto de vista moral. Esta obra ilustra clara­ mente que Calderón comparte la concepción de los tratadistasque consideranque si el rey se convierte en tirano tiene que serdestituidoa pesar de suvictoria en las guerras.

El rey tienequeser amparo de todos los pobres del reino y tantomás si contribuyeron a sus éxitos políticos(lossoldados en este caso).Lavictoria moral es de parte de Ceno­ biaquien, aunquevencida, se preocupapor su reino y no porsupropiasuerte.

Encontramos también réplicas interesantes en laobra Saber del maly delbien. La acción ocurre en la corte real y el gran protagonista es el privado. El rey aleja arbitra­ riamente a uno para sustituirle por otro. Es también una obra que ilustra lamudanza de lafortuna.

Que es soberana justicia El Rey: y aunque yerre, vos No lo habéis de remediar:

Porque nadie ha de juzgar A los reyes, sino Dios (Jorn. I, p. 22) El Rey:

...quien la ley establece, Puede derogar la ley.

No es posible que un rey Viva, sin tener un polo

Con quien partir el poder, (p. 31)

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La ayudade un valido es imprescindiblepero éste tieneque conocer los límites de susprerrogativas. Don Alvarono estáde acuerdocon que el reya quitado a su antiguo valido todos los bienes reduciéndole a la miseria, el reyle explica surigor:

Eso solo fue temer,

Que no estuviese Don Pedro Retirado con poder Mayor que yo: ese castigo Materia fue de estado, (p. 31)

El privado no puede ser émulo de su señor, la razón de Estado implica el aleja­

miento de un privado que adquiere un poder y fuerzapeligrosa para el poder del rey.

Poresa misma razón de Estadoel reylealeja para evitar elpeligro.

Don Alvaro, que sustituye elantiguo valido, prometió amistad al valido decaído pe­ ro no puede ayudarle sin ofenderal rey y está ante un problema moral: ...por ser leal, / soy traidor (p. 34). El reysabe perdonar con lamagnanimidad real. El Conde reconoce que el rey es elespejo enel que los súbditos tienenque mirarse para poderimitarle:

Si tú, con prudencia tanta, Me enseñas a perdonar, De ti he de aprender, (fin)

La obra Afectos de odio y amor nos interesa por ser suprotagonista una mujer - reina. Los protagonistas de la obra son la reina Cristina - Cristema en la obra, des­

pués de haber subidoal trono de Suecia abrogalaley sálica que niega a las mujeres la sucesión, otorga a lasmujeres el derecho a la educacióny el serviciomilitar. El discur­

sode Cristema parece el ecode las reivindicaciones formuladas por María deZayas y Sotomayor, una del las primeras feministas españolas. La reinadicelo siguiente:

Los hombres que si se atrasan Las mujeres en valor E ingenio, ellos son la causa, Pues ellos son los que les quitan

De miedo libros y espadas. (Jom. I, ese. VI, p. 102)

Aun considera que si son capaces deben ser admitidas a puestos públicos. Si el hombre no sefíade la mujer considerándoladébil se contradicea símismoyaque:

Hombre, si por ser inútil La mujer, no le fias nada,

¿Cómo todo se lo fias,

Puesto que el honor la encargas?

Estas palabras no extrañan en unamujer que sorprendía a todaEuropa consu acti­ tud insólita.Abdicóen su primo , Carlos Gustavo, el futurolátigo de la Europa católi­

ca, llegó alcontinente vestida de hombre,pasó por todas las cortes que se encontraban

16 Véase: Sven Stolpe, Drotting Kristina (1960), trad, polaca 1988.

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en el camino hacia Roma, su meta. FelipeIV, como otros reyes católicos, esperaba su conversión ya que dosjesuítasespañoles permanecían clandestinamente ensu cortede Suecia para adoctrinarla y preparar a este acto. Se creía que al volver a Suecia iba a reintroducir el catolicismo. La vida de la reina fue suficientemente tumultuosa para atraer laatención del dramaturgo quien siempre supo aprovechar los sucesos de la ac­

tualidad en su obra.

El antagonista de Cristema en la obra es el Duque de Rusia a quien la reina odia mientras que él estáenamorado de ella. Fuera de algunos rasgosde carácter de la reina no hay mucha verdad histórica en la obra. Aquellas tierras nórdicas parecen en esta obra, como en La vida es sueño, lejanías nebulosas donde los afectos son violentos.

Cristerna lleva una guerra contraRusia ya su ayuda llegan los príncipes de Hungríay Polonia. El Duque de Rusia enamorado de Crsitema se llamaCasimiro (nombre más bienpolaco)mientras que elpríncipe de Gocia (región de Suecia), Ladislao (nombrede un rey polaco coetáneoa Calderón) está enamorado de la hermana del Duque de Rusia.

Los dos príncipes acuden al campamiento de Cristerna. Casimiro se disfraza de soldado paraacercarse a la reina de Suecia.Ella se enamora de él pero cuando se enterade la verdadle acusade falsedad. El Duque lecontesta:

¿Dije ser soldado? Pues

¿En qué mentí? ¿Qué rey no es

un soldado de fortuna? (Jom. III, ese. XXI, p. 119)

Aunque los datos históricos son porlo menos inexactos, se puede entenderesta ré­

plica delDuque comounaadvertencia a losreyes que su dignidad, a veces, los obliga a acudira loscamposde batalla.Felipe IV resistía a presentarsea los ejércitos españoles alahora delaguerracivilen Cataluña. Se lo reprochaba, entre otros, Baltasar Gracián, capellán del ejércitoespañol.

Resumiendo todo lo dicho sobre lasfiguras de losreyesen la obra de Calderón hay que constatar que independientemente dónde ycuándo gobiernanencaman lascualida­ des de un rey cristianoexpuestas en lostratadosdedicadosa lospríncipes. Suscualida­

des son la justicia, la magnanimidad, el valor, la autoridad, están obligados a proteger el honor de sus vasallos, ser amparo de los pobres. Sólo los reyes de carácter débil se dejan manejar por sus privados, no saben dominar sus pasiones. Los reyes que no ha­ cencaso de los preceptos morales y además sevuelven tiranos pierden sus reinos y les espera un castigo merecido, incluso se les quita el poder. Los reyes están presentados en las relaciones con sus mujeres, hijos, vasallos, privados etc., o en conflictos con otros soberanos pues parecen siempreen las situacionessociopolíticas concretas.Estas situaciones son sumamente actuales en la Españade la Casa de Austria. Las relaciones con los demás de cualquier índole les obligan a mantener ecuanimidad, saber escoger entre losgustos y losdeberes que les incumben por el puesto que les ha sido dadopor la herencia u otras razones. Las relacionessociales son las que frenan la libertady el poder de los reyes,aún en las monarquías absolutas. Calderón como dramaturgo de la Corte predica en sus obras los valores de los que carecía la sede de la monarquía, el rey, sus privados y numerosos súbditos. Era decierto modo una voz que despertaba la concienciade sus coetáneos.

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