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1. Perífrasis verbales

1.2. Las perífrasis verbales de infi nitivo

La mayoría de los estudios hasta ahora localizados y analizados para este estudio describen las expresiones de infi nitivo, tal vez porque son las más nume-rosas en español; de hecho García Fernández (2006) enumera más de 60 cons-trucciones atestiguadas en el español actual. A la hora de hablar sobre perífrasis verbales de infi nitivo, uno de los esenciales problemas radica en poder delimitar este grupo. Así, en su estudio, Polák (1949), incluyó las locuciones verbales.

Algo parecido puede observarse en el diccionario de Moliner (2001). Esto es así, ya que ambas construcciones poseen algunos rasgos en común. Las dos no se someten al principio de la composicionalidad. En ambas, el orden sintáctico es fi jo. Incluso, la perífrasis <ir a + saber> se lexicaliza10 en concretas situaciones contextuales, convirtiéndose en una locución con un claro objetivo interjectivo:

Vete [tú] a saber con el signifi cado ‘difícil de averiguar’ (Gómez Torrego 1999, 3342).

(8) a) Juan dio de beber a su gato b) Juan dejó de limpiar a su gato

Hay, no obstante, más rasgos que los diferencian. Así, en el ejemplo (8a) percibimos que el primer verbo ha conservado parcialmente su signifi cado, de ahí que se desprenda que la locución no es capaz de expresar nociones modo-aspectuales ni modales, a diferencia del (8b) en el cual la construcción perifrás-tica dispone de la Aktionsart terminativa.

Para determinar el carácter perifrástico de las construcciones de infi nitivo se suele emplear los siguientes procedimientos11.

10 Por lexicalización entendemos la conversión de un morfema en un lexema en un con-texto sintáctico-pragmático favorable. Moreno Cabrera (1998, 218) concibe este proceso como sintáctico-génico y léxico-télico. En cambio, Brinton y Traugott (2005, 60) lo perciben como el desarrollo de neologismos desde la sintaxis.

11 No es nuestro objetivo enumerar todos los criterios delimitadores, sino aquellos que consideramos relevantes para nuestro estudio. Para obtener un mejor panorama de los pro-cedimientos, remitimos a Gó mez Torrego (1988); Gómez Manzano (1992); Olbertz (1998);

Ferná ndez de Castro (1999) o Garcí a Ferná ndez 2006 (24–31), entre muchos otros.

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En primer lugar, de la defi nición propuesta anteriormente resalta que el papel del auxiliar es puramente gramatical: aporta a la construcción nociones de per-sona, número, tiempo o modoaccionalidad. El auxiliado es aquel elemento que mantiene su signifi cado plenamente léxico y sobre él recae la selección del suje-to, así como sus complementos, como lo vemos en el (9) donde es la Estoria la que vuelve a contar el sujeto seleccionado por contar igual que su complemento del Rey don Sancho:

(9) Mas agora dexa la Estoria de fablar del Rey don Alffonso et torna a contar del Rey don Sancho de como fi zo despues que el Rey don Alffonso se fue pora Toledo (EE. 2).

Además, del procedimiento anterior resalta la posibilidad de combinarse con verbos defectivos y meteorológicos, que se caracterizan grosso modo por el su-jeto cero (10a–b):

(10) a) Va a llover

b) Vuelve a nevar en los Tatras

En segundo lugar, todas las perífrasis de infi nitivo pueden formar la voz pa-siva con ser y la papa-siva refl eja por los giros perifrásticos. De hecho, García Fernández (2006, 167) señala que todos los verbos auxiliares podrían ser consi-derados como verbos verdaderamente intransitivos, independientemente de que en su estructura original también lo sean, dado que carecen del complemento directo. Como consecuencia de ello, la posibilidad de formar la voz pasiva recae en las propiedades sintácticas del auxiliado, lo que podemos ver en los siguien-tes ejemplos, donde el OD del auxiliado se convierte en el sujeto de la pasiva:

(11) a) El profesor va a explicar la teoría

→ La teoría va a ser explicada por el profesor b) El profesor vuelve a explicar la teoría

→ La teoría vuelve a ser explicada por el profesor

La propiedad de seleccionar el sujeto por el auxiliado se ve mejor en la trans-formación en la voz pasiva refl eja.

(12) a) Se van a comprar sellos b) Se vuelve a vender el coche

En segundo lugar, todas las perífrasis verbales de infi nitivo se caracterizan por disponer de la posibilidad de colocar libremente a los clíticos: siendo la en-clisis (13a) y proen-clisis (13b) hoy admitidas:

(13) a) Eva volvió a cantarlo b) Eva lo volvió a cantar

La libre colocación de clíticos permite deslindar cuál de la construcción con el verbo de movimiento dispone de carácter perifrástico (Lamiroy 1991, 91–92).

(14) a) *Jorge lo va al supermercado a comprar

b) Jorge lo va a comprar en el supermercado [azúcar]

En (14a) el pronombre átono lo – al ser complemento directo de comprar – no puede estar en la posición proclítica, puesto que la preposición a codifi ca la

fi nalidad del movimiento y por ello divide dos oraciones. Por el contrario, en (14b) el núcleo del predicado funciona como una unidad coherente, de ahí que no haya ningún impedimento sintáctico para anteponer el clítico. Por todo ello, consideraremos, ante todo, su anteposición como un factor decisivo para com-probar el carácter perifrástico de una determinada construcción.

Gómez Torrego (1999, 3330) señala otro procedimiento que consiste en la formación de las estructuras ecuacionales, también llamadas perífrasis de re-lativo. Este tipo de criterio sintáctico permite deslindar el verbo auxiliar del auxiliado por medio de la oración de relativo que. En caso de la perífrasis ver-bal, la estructura ecuacional requiere la presencia del verbo hacer, porque el auxiliar gramaticalizado no puede ser seguido por una categoría vacía12 (Garcí a Ferná ndez 2006, 17):

(15) a) Juan vuelve a escribir una novela

→ *Lo que Juan vuelve es escribir una novela → Lo que Juan vuelve a hacer es escribir una novela b) Juan va a comprar pan

→ * Lo que Juan va es comprar pan → Lo que Juan va a hacer es comprar pan

Lamiroy (1991, 93–94) pone de relieve otro procedimiento para distinguir las construcciones de movimiento de sus correspondientes perífrasis, a través de la imposibilidad de la negación del infi nitivo en las primeras, en las que el adverbio no debe ir obligatoriamente antepuesto al verbo de movimiento:

(16) *Juan va a Mercadona a no comprar yogures

→ Juan va a Mercadona para no comprar yogures

→ Juan no va a Mercadona a comprar yogures

Sin embargo, en el repertorio perifrástico existen construcciones de los ver-bos de movimiento que admiten ambas posibilidades, sin que esto altere el ca-rácter perifrástico de estas:

(17) a) Vuelve a no decirle ni una palabra.

b) No vuelvas a decirle ni una palabra c) Llegó a no decirle ni una palabra d) No llegó a decirle ni una palabra

La dicotomía entre estas dos oraciones radica en su semántica: si en (17a y 17c) negamos la acción de decir, en cambio, en (17b y 17d) oponemos la reiteratividad o la culminación de la acción.

12 Algo parecido se observa en la perífrasis frecuentativa, hoy altamente gramaticalizada,

<soler + infi nitivo> que en el caso de la sustitución o la eliminación del auxiliado se requiere la presencia del verbo hacer (Zieliński 2010a, 674):

i. Juan suele estudiar por las mañanas ii. *Juan lo suele por las mañanas, iii. Juan (lo) suele hacer(lo) por las mañanas

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La naturaleza morfológica del auxiliado constituye otro procedimiento im-portante a la hora de analizar las perífrasis verbales, porque como verán en los ejemplos de abajo, las construcciones perifrásticas no admiten el infi nitivo com-puesto que indique la anterioridad respecto al verbo principal (18a). Sin embar-go, observen que al sustituir el infi nitivo compuesto por la expresión resultativa

<tener + PP>, la oración se vuelve gramatical, puesto que el carácter resultativo de la construcción es totalmente compatible con la acepción culminativa de la perífrasis (Lamiroy 1991, 94–95):

(18) a) *Alejandro llegó a haberlo dicho

b) Alejandro llegó a tenerlo dicho varias veces

En este sentido, nos parece de igual importancia la selección de tiempos y modos. Así, el imperativo es admisible únicamente en las construcciones mo-doaccionales (19a) que no denoten ningún logro (19b). No obstante, <ir a + in-fi nitivo>, con el valor del futuro inmediato, resulta totalmente incompatible con el imperativo y, por consiguiente, su presencia nos manifi esta el carácter espacial de la construcción (19c):

(19) a) ¡Vuelve a decírmelo!

b) ¡*Llega a ser presidente!

c) ¡Vete [a la cama] a dormir!

Por último, la mayoría de las perífrasis de los verbos de movimiento, hoy en día, no presentan ninguna restricción en la selección de los tiempos verbales (20a), salvo <ir a + infi nitivo>, compatible únicamente con el presente, pretérito indefi nido e imperfecto (20b). En los demás tiempos verbales, la construcción adquiere su valor espacial (20c) (Lamiroy 1991, 94):

(20) a) Juan llega {llegó ~ llegará ~ ha llegado ~ había llegado} a ser presidente b) Juan va {iba ~ fue}a comprar un piso

c) Juan ha ido {habrá ido ~ había ido ~ iría }a comprar un piso d) Entonces vino a decirme que no podía acompañarme al teatro

e) Entonces ha venido/había venido a decirme que no podía acompañarme al teatro También en Zieliński (en preparación) observamos que a partir del siglo XIX, debido a la poca frecuencia de empleo, la expresión <venir a + infi niti-vo> requiere particularmente el indefi nido que refuerza su valor intensifi cativo-terminativo, emanado de la perífrasis (20d). Con los demás tiempos, parece que la construcción pierde el valor perifrástico a favor de la lectura espacial (20e).