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Políticas pronatalistas

W dokumencie CUBA: ¿quo vadis? (Stron 69-73)

La crisis demográfica en Cuba, cada vez más profunda, provocó finalmente una reacción del gobierno. A partir del momento en que Raúl Castro asumió el poder, consecuentemente, se empezaron a  formular políticas orientadas a  proteger la economía de Cuba debido, entre otros, al efecto de los cambios demográficos con el objetivo, también, de la mejora de la situación de las personas en tercera edad. El primer paso importante fue la reforma del sistema de pensiones, introducida en el año 2009, que, entre otros cambios, elevó la edad de jubilación de las mujeres a 60 años (antes 55) y de los hombres a  65 años (antes 60). Para evitar la reacción negativa de la sociedad, dichos cambios son introducidos paulatinamente y la edad inicial de la jubilación sube por 6 meses en cada año sucesivo de la reforma. Fueron iniciados, también, programas educativos para personas de tercera edad, al igual que ampliado el número de viviendas y centros de atención para ancianos.

En el marco de unas modestas reformas económicas, con el objetivo de reducir la carga que constituyen en el presupuesto del país los pagos de las remuneraciones, el Estado empezó la reducción de los puestos públicos, dando a  la vez algunos incentivos para la actividad por cuenta propia, ampliando de esta manera la parti-cipación del sector privado en la economía cubana. Durante los primeros 3 años de su implementación, unas 300 mil personas fueron despedidas del sector público y, alrededor de 380 mil empezaron a  trabajar en el sector privado. Estos pasos, aunque no muy decididos, van cambiando a poco el modelo cubano del “estado benefactor”.

Otro cambio, emprendido con el fin de influir directamente en el mercado de trabajo, es la reforma migratoria. La nueva ley, vigente desde el 14 de enero del 2013, suaviza las exigencias a los ciudadanos que quieren salir del país, pero también las condiciones de los emigrados a los que hasta ahora no se permitía ingresar a la

Isla. Entre otros, se alargó el permiso de estancia en el extranjero hasta 24 meses y fue suprimida la obligación de solicitar el permiso de salida y de presentar una invitación. Probablemente, estas medidas causarán una mayor movilidad la cual provocará mayor actividad económica en la Isla7.

Hoy día muchos de los cubanos trabajan durante varios meses del año en Europa, EE.UU., u otros países vecinos, para luego regresar a Cuba e invertir in situ el dinero ganado afuera. El gobierno cubano tiene expectativas parecidas respecto a la diáspora y es posible que, gracias a los cambios en la economía sus miembros quieran invertir en Cuba o, por lo menos, visitarla más a menudo y dejar ahí su dinero.

A pesar de estas modificaciones, es sorprendente el hecho de que no se formu-laron planes que tuvieran como objetivo incentivar a las mujeres cubanas a tener un mayor número de hijos. Los pasos emprendidos hasta ahora, están dirigidos sobre todo a la mejora de condiciones de vivienda, salud y económicas en general.

Tomando en cuenta la situación en Cuba, no es una política errónea. El nuevo impulso a  la economía y la garantía de mejores condiciones para el ascendente número de personas mayores de 60 años, seguramente facilitará la vida de la familia cubana, tan cargada de frustraciones económicas. Estas intervenciones no traerán efectos inmediatos en el mejoramiento del nivel de la fecundidad, sin embargo, desde la perspectiva de 1 ó 2 décadas, quizás, sí.

Una mayor movilidad de las personas en la edad productiva, la posibilidad de encontrar trabajo en el sector privado, la unión de las familias separadas por la emigración, el flujo de capital en forma de mayor cantidad y de mayor valor de remesas enviadas por los familiares cubanos desde el exterior, la liberalización del mercado interno incluyendo el inmobiliario: todos estos tratamientos ablandarán seguramente los resultados de la crisis económica perdurable. Por consiguiente, aumentará la accesibilidad a los medios, antes mencionados, que frenaban hasta ahora las decisiones de las mujeres cubanas por tener mayor número de hijos. Sin embargo, en estas condiciones, la pregunta que surge es si: ¿Serán suficientes tales incentivos?, ¿Se decidirán, las mujeres cubanas, en estas nuevas condiciones econó-micas, arriesgarse a tener más hijos? Por mí parte solo podemos afirmar que, tal vez la sociedad cubana se comporte de manera parecida a las sociedades de los países centroeuropeos, en el momento de la transformación, cuando el nivel de la fecun-didad bajó drásticamente a causa de la falta de estabilidad económica.

7 Después de menos de un año de la vigencia de esta reforma, el Departamento de Estado estadou-nidense informó que subió el número de solicitudes de visados y de los emigrantes que llegan a EE.UU.

Las informaciones de la prensa de otros países también indican una mayor movilidad de los ciudadanos cubanos. Por ahora es temprano para dar cifras concretas. Según estudios propios Cuba puede sufrir otra oleada de emigración, incluso de 150 mil de personas en menos de 3 años (2013-2015), que esta vez probablemente tendrá el carácter temporal y su finalidad será el trabajo.

Cuba, al parecer, trata de enfrentar, paso a paso, este problema creando progra-mas –por ahora poco impactantes– en el marco de los servicios de salud, que tienen como objetivo aumentar la conciencia materna de las mujeres.

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Los cubanos de aquí y de allá

W dokumencie CUBA: ¿quo vadis? (Stron 69-73)